La inigualable costa amalfitana ofrece varios tipos de gastronomía: entre estos no faltan cierto los limones, que no se utilizan sólo para la producción del típico licor Limoncello, sino también son un ingrediente importante para los babà, compuestos por bizcocho, crema de limón y limoncello; o bien el típico, e inolvidable, sorbetto al limón; los deliciosos raviolis al requesón; los tagliolini al limón; e incluso se utilizan hasta para las rebanadas de mozarela ahumadas.
Son indispensables
también los quesos, entre los que encontramos el requesón saboreado con hierbas
típicas producidas por empresas familiares de toda la localidad costera. El
requesón es parte integrante de un plato típico, declarado por el UNESCO uno de los más antiguos del
mundo: se llama ndunderi, y es una pasta trabajada a base
de harina, requesón, parmesano y huevos. Es famoso también el queso caciocavallo.
Al hablar de pescados
y mariscos, encontramos obviamente platos a base de pescado como los Scialatielli, una pasta trabajada a mano,
acompañada por un jugo a base de almejas frescas; también podemos probar
los paccheri con rana
pescadora.
Entre los primeros,
hay que probar absolutamente la minestra marinata, plato a base de hortalizas
sancochadas en caldo de pollo; y pezzenta, típico embutido local compuesto
por los menudillos de cerdo. También podemos encontrar la colatura di alici: esta última, una vez considerado
un plato pobre, crea un líquido del color ambarino acompañado por otros aromas
típicos y sal. Este plato tiene un gusto muy intenso, y generalmente se usa
para sazonar los espaguetis.
Cuando se habla de
segundos, se aconseja probar los calamares
rellenos;
los spiedini di mare
Positano, sazonados con langostinos, jibias, filetes de
lenguado, filetes de salmonete que aliñan el plato gracias también al ya
emplazado limón, que no puede faltar nunca en los platos de pescado a la
parrilla, en la caponata con los friselle, así como en la ensalada de
pulpo típica de la costa amalfitana.
Entre los dulces, demasiado
nombrarlos todos, se encuentra la Coda d’Aragosta, que forma parte de la familia
de la sfogliatella, rellenada de crema chantilly
aromatizada al limón. También tenemos el Santa Rosa, dulce cuyo origen se remonta a
la época de monasterio de Santa Rosa: se cuenta, en efecto,
que, a principios del siglo XVI, la madre superiora decidió dedicar el postre a
la santa protectora del monasterio y estableció que fueran reducidas las
dimensiones para hacer obsequio a las familias bienhechoras del
convento cada 30 de agosto, día de la fiesta de Santa Rosa. Con el transcurrir
del tiempo el postre ha sufrido variaciones, hasta llegar a las formas
actuales.
fuentes:
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